El retenedor tras la ortodoncia

Cuando se realiza un tratamiento de ortodoncia, una vez finalizado el mismo, es necesario colocar un retenedor cuya función es la de asegurar que los dientes se mantengan en su nueva e ideal posición a lo largo del tiempo. Debemos saber que, por inercia natural, los dientes tienden a volver a su posición de origen, lo cual recibe el nombre de “recidiva”.

Si bien el tiempo que se ha de llevar ortodoncia es limitado, y depende siempre de cada paciente y sus necesidades, el cuidado posterior es de por vida. Por tanto, no utilizar el retenedor o incluso hacerlo de forma incorrecta podría perjudicar el resultado del tratamiento de ortodoncia que hemos realizado.

Existen diferentes tipos de retenedores:

Retenedor fijo: generalmente se trata de un hilo metálico muy fino colocado detrás de los dientes para que no se vea. Resulta algo más difícil de limpiar que un retenedor removible, por el simple hecho de que hay que limpiarlo dentro de la boca, aunque sus ventajas son múltiples: no hay que estar pendiente de ponerlo y quitarlo. Además, al estar pegado, no se nos puede olvidar usarlo y resulta muy cómodo de llevar para el paciente.

Retenedor removible o extraíble: como su propio nombre indica, se puede poner y quitar. Suele ser acrílico o bien de plástico transparente, y generalmente se pone únicamente por las noches. Durante el día se guarda limpio en una cajita que es dónde hay que llevarlo en caso de realizar algún viaje.

¿Cómo mantenerlo limpio?

La limpieza del retenedor extraíble es muy sencilla; bastará con limpiar el retenedor con agua, un cepillo y jabón neutro (o pasta de dientes) de forma diaria, además de secarlos bien antes de guardarlos. La finalidad es eliminar la placa bacteriana que pueda quedar adherida y desinfectar a fondo el retenedor.

En el caso de que el retenedor sea fijo, al no poder retirarlo, debe llevarse a cabo una correcta y completa higiene bucal. Además del habitual cepillado existen variedades de cepillos interdentales e hilo dental específicos para estos casos. Es especialmente importante estar atento a las revisiones y limpiezas y no dejarlas pasar, ya que puede acumularse sarro a su alrededor.

 

Los retenedores se ponen para toda la vida, aunque haya que cambiarlos o repararlos con el tiempo.

El motivo de mantenerlos es muy simple, como ya hemos visto al inicio de este artículo: evitar que los dientes se muevan de forma natural hacia el lugar donde estaban colocados previamente al tratamiento de ortodoncia.

 

En caso de que el retenedor se afloje o se rompa, no lo dudes, llámanos y te daremos cita en nuestra clínica dental de Oviedo, Asturias, para solucionarlo.

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